14 de diciembre de 2009

Lincoln Center for the Performing Arts



Cuando uno está en las butacas, el escenario y los intérpretes parecen muy lejanos. Más lejano de lo que físicamente lo están.
Lejos por su gloria.
Y, entonces, a uno le dan ganas de pararse y apludir.

Cuando uno está en el escenario, las butacas y el público, parecen que están encima de uno.
Mucho más encima de lo que verdaderamente lo están.
Y las primeras veces pueden aparecer los nervios y el miedo.

Cuando no hayan miedos entre el escenario y el intérprete y de las butacas el público se pare a aplaudir, el teatro estará feliz.

Y en ese momento, el intérprete y el público, alcanzan juntos la gloria.








Pata.

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