1 de diciembre de 2009



A veces, a fin de la temporada, cuando los turistas se iban de Calella, se escuchaban aullidos desde el monte. Eran los clamores de los perros atados a los árboles.

Los turistas usaban a los perros, para alivio de la soledad, mientras duraban las vacaciones; y después, a la hora de partir, los ataban monte adentro, para que no los siguieran.

E.G.

1 comentario:

  1. ufff... me acuerdo de este texto.
    aunque no soy re fan de los animales, debo decir que me partió el corazón imaginarme la escena...

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